Navidad

El vigía después de un largo letargo aparece entre los habitantes de Fortaleza Soledad.

El vigía siempre ha estado ocupado en sus menesteres por mantener el control de los dominios de Fortaleza Soledad. Sin embargo, tenía tiempo de no aparecer entre las calles y callejones que protegen los muros de Fortaleza Soledad. Y hoy lo ha hecho.

Y no es para menos. Se avecina el Natalicio de un viejo amigo. El Hijo del Hombre.

Para tal ocasión, el Vigía en persona se encuentra haciendo los preparativos para celebrar al amigo fiel. Aquel que como muchos otros, marcó el camino a seguir: el amor.

Es un acto de amor consciente el mantener Fortaleza Soledad tal como se encuentra actualmente. Lo mismo el querer a todos y a cada uno de los habitantes que están tras los altos muros que circundan la Ciudadela. Es un acto de amor el hecho que en esta ocasión el Vigía brinde toda su hospitalidad al Maestro; pero no solo hacia el, sino a todo aquel que desee acompañarnos en dicha celebración.

Brindemos en honor al invitado de Honor que este 24 de diciembre celebra y con esto nos recuerda el ejemplo a seguir, el camino a recorrer. ¡Démosle un minuto de aplausos y alegrémonos de su existencia! ¡Salud Maestro! ¡Salud por todos aquellos que hoy nos acompañan!

El vigía nos deja a todos en la celebración, ya que debe regresar a su puesto en la Torre mas alta de Fortaleza Soledad. Celoso de su deber brinda por última ocasión y se apresta a cumplir con su deber.

El invitado de honor lo acompaña un momento y todo en Fortaleza Soledad se alegra de ver a esos dos personajes en la Torre. El Hijo del Hombre posa su mano sobre el hombro del Vigía al tiempo que los dos observan el horizonte. Si ellos pueden ver que hay un nuevo día al otro lado del Sol, sigamos el ejemplo y confiemos que así será.

Como ha sido siempre, aqui y ahora.

Saludos a todos. Felices Fiestas.

Fortaleza Soledad estable. Y segura.

Gustavo Avilés
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