Gavo Wan: Fortaleza Soledad

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viernes, noviembre 03, 2006

Los visitantes de Fortaleza Soledad

El vigía desde la Torre de Control, vigila los dominios de Fortaleza Soledad.

Estuvo ocupado en estos días debido a las visitas que tuvo. Muchos viejos conocidos se presentaron en Fortaleza Soledad para saludarle y contarle sobre lo que les ocurre en sus actuales dominios.

Son buenos amigos todos; familiares que trascendieron la barrera de familia para convertirse en amigos consejeros. El vigía los escuchó con atención para aprender un poco de ellos. “Siempre se aprende algo nuevo”, dice el vigía, y en situaciones como esta lo comprueba.

Para su arribo, el vigía ordenó que se dispusieran los aposentos necesarios para su llegada, se prepararon las viandas que a ellos les complacen y se pide se les atienda de la mejor manera posible. Esto último no es necesario, ya que todos los habitantes de Fortaleza Soledad los esperamos con alegría y gran regocijo.

Las almenaras de Fortaleza Soledad iluminan sus dominios, como un faro que guía a los viajeros en la oscuridad. Por uno de los senderos que conducen a Fortaleza Soledad, se han dispuesto flores que indican el camino; un camino que los visitantes conocen muy bien.

Llegaron después de un largo viaje desde una tierra muy lejana; tan lejana que se llega en poco tiempo. Llegaron cansados porque durante el trayecto deben cruzar un desfiladero de alto riesgo, además de recorrer una gran distancia. Sin embargo, lo hacen con toda la buena voluntad de llegar con sus conocidos quienes los esperan con gusto.

Muchos de ellos sienten nostalgia por Fortaleza Soledad y la tranquilidad que se respira aquí. Recuerdan con cariño que durante su estancia, siempre fueron bien recibidos por los habitantes de ese entonces. Recuerdan la sonrisa de aquel niño que los veía con alegría cruzar el puente levadizo y que escuchaba con atención todas sus historias, consejos, chistes, bromas e incluso los regaños, que aunque pocos, fueron en extremo educativos; tanto así que forjaron el carácter de aquel niño que logró convertirse en...

Pero ellos, los visitantes, saben que esta visita es por unos cuantos días. Descansan, reposan, pasean por los interiores de Fortaleza Soledad y recuerdan los buenos momentos que pasaron aquí. Disfrutan el breve instante que ahora tienen, casi tanto como cuando aquí se alojaban. Desean que esto durase mas tiempo, pero todos sabemos que no es así.

El día de la despedida ha llegado, de nuevo. A diferencia de la primera despedida, en esta no hay lágrimas, por el contrario; hay alegría por ver de nuevo a los visitantes y saber que donde ahora están, se encuentran bien. Ahora en su partida, comprendemos que esto tarde o temprano sucederá: debemos desprendernos de lo que mas queremos.

Se les preparan viandas para el largo viaje, se les despide uno a uno y se les ve partir, juntos, acompañándose mutuamente, apoyándose.

El vigía desde la Torre de Control indica que se baje el puente levadizo y se quede así por el resto de la noche. Paso a paso, se alejan de Fortaleza Soledad y todos los habitantes, desde las murallas, ondeamos pañuelos, en señal de despedida.

Los visitantes se detienen un momento y responden levantando y ondeando las manos; todos ellos ven a los ojos a los habitantes de Fortaleza Soledad y en esa mirada nos dicen cuanto nos quieren, nos extrañan y nos recuerdan. Descubren en mis ojos, los ojos de aquel niño que con tanto cariño los recibía de pequeño. Con una ligera inclinación de cabeza, se despiden, temporalmente; solo temporalmente... En su mirada veo los ojos de un amigo consejero, que siempre me apoyó y que estimo en demasía.

Desde la Torre de Control, el Vigía nota este intercambio de miradas. El como yo, siente lo mismo por los visitantes, ambos sabemos que esta despedida es sólo temporal. El vigía observa como paso a paso, los visitantes se alejan, sin dejar huellas en el camino. Las huellas las dejan en Fortaleza Soledad.

Descansen en paz, los visitantes que van de regreso a esa otra dimensión en la que me les uniré... pero no todavía.

Fortaleza Soledad feliz y melancólica, Fortaleza Soledad estable.