Fortaleza Soledad V

Desde la Torre de Control, el Vigía contempla en el horizonte al sol que acude lentamente a su cita con el tiempo. El Vigía sabe que es el indicio que un ciclo se cierra, y que otro se abre. A cada minuto la concurrencia de los eventos se sucede inexorablemente y propicia que este entorno se vuelva lo que es: Este momento, aquí y ahora.

Pero hoy, hoy el Vigía recuerda.

Recuerda que hubo un viajero estelar que vivía en otra dimensión, lejos de los territorios conocidos por Fortaleza Soledad. Recuerda que ese viajero estelar planeaba venir a vivir en algún lugar dentro de este Reino.

El viajero estelar comenzó su travesía hace mucho tiempo, desde un universo paralelo, donde todo es calma y serenidad. Desde ese universo se puede ver este universo en su totalidad. Desde ahí se puede ver cada una de las líneas del tiempo. Y ese viajero decidió vivir la experiencia de vivir entre los seres humanos: la experiencia de padecer frío y calor, hambre y sed, amor y desamor.

Comenzó entonces su camino, sin nada más que su deseo de vivir. Comenzó el camino desplazándose entre estaciones de tren, conociendo poco a poco el camino hasta que llegó a donde ahora se encuentra el Vigía.

El Vigía tan pronto lo vio, lo reconoció.

Lo vio desde la Torre de Control acercarse por la orilla del río que pasa cerca de Fortaleza Soledad. Lo vio seguir el río avanzando poco a poco, paso a paso, maravillándose de todo a su alrededor: el hermoso balance de la Naturaleza viva y en eterno movimiento.

El Vigía lo recibió ordenando que se bajara el puente levadizo. Al platicar con él, el Vigía se dio cuenta que el viajero a lo largo del camino olvidó parte de su infinito pasado. Lo reconfortó y lo animó a recordar viviendo entre los habitantes de Fortaleza Soledad, lo que el viajero estelar ha hecho desde hace largo tiempo.

Hoy se cumple un año terrestre más de la llegada de ese viajero estelar a Fortaleza Soledad. El Vigía ordenó que los estandartes se colocaran en todo lo alto, y que los guardias vistiesen sus uniformes de gala. Los habitantes de Fortaleza Soledad han saludado y felicitado al viajero por este día. El viajero estelar, recordando poco a poco su pasado infinito, se da cuenta que vino a vivir experiencias como esta y se alegra de recordar puesto que sabe que su estancia en Fortaleza Soledad será efímera, pero aún así se alegra de estar aquí ya que quiere disfrutar este momento por siempre.

Se acerca el ocaso, y el Vigía ordena levantar el puente levadizo.

Desde la Torre de Control, el Vigía saluda inclinando la cabeza al viajero estelar y le dice con la mirada que lo felicita y se alegra que se encuentre aquí.

Todo en orden dice el Vigía, Fortaleza Soledad estable.