Fortaleza Soledad III

Hace tiempo el vigía observó a dos viajeros tomar algunas de sus pertenencias (recuerdos y mucha fe entre ellas), y emprender el camino a través del desierto para llegar a la región vecina.

Entre las cosas que dejaron esos dos viajeros, están dos pequeños tallos de roble. Ambos tallos han sido criados con esmero dentro de los territorios conocidos por el vigía. Uno de ellos es un roble alegre, inquieto, cariñoso y huerfano. El otro es un roble robusto, sereno, estricto y huerfano también.

El lunes pasado llegó un mensajero con bandera roja, trayendo un mensaje que puede ser funesto, o puede ser de regocijo.

El mensaje es de los dos viajeros que hace tiempo emprendieron su jornada hacia la región vecina. Es un mensaje solicitando que sus tallos de roble, sean trasladados a donde ellos se encuentran.

Lo que no saben esos dos viajeros es que los dos tallos de roble, ya han echado raices dentro de Fortaleza Soledad y costará trabajo sacarlos de ahí. Será necesario cortar las raices para dejarlos ir.

Y eso, desafortunadamente, será un proceso doloroso para los dos tallos y para Fortaleza Soledad.

El vigía desde la torre observa la situación y propone calma, serenidad y comprensión.

Comprende el dolor por el apego hacia los tallos, pero nos recomienda que los dejemos ir sin problema. Son tallos fuertes, que podrán superarlo fácilmente. Lo mismo debemos hacer, dice el vigía.

Sea pues entonces.

Dejemos que los tallos salgan, y encuentren terreno fértil donde puedan crecer fuertes y sanos, tal como lo que son: Dos robles fuertes y sanos.

El vigía ordena izar el puente levadizo, permitiendo que los viajeros lleguen a salvo dentro de Fortaleza Soledad.

Fortaleza Soledad, triste y feliz.

Fortaleza Soledad, estable.